Contexto e
inspiración

Siglo XVII -
Rey Luis XIV de Francia:
Circe y el pavo real

En 1643, a la muerte de su padre, el joven Luis XIV ascendió al trono, bajo la regencia de su madre, Ana de Austria. La regente designó Primer Ministro a Jules Mazarin, quien ejercería el poder hasta su muerte, mientras el joven monarca se dedicaba a la danza. Bailó su primer rol en 1651, en su primer Ballet de Corte, cada momento del día se organizó en torno a rituales, que absorbían a los nobles desde que el Rey se levantaba, a las ocho de la mañana, hasta que se acostaba, muy tarde por la noche. La pasión de Luis XIV por el arte de la danza quedó plasmada en la fundación de la Academia Real de la Danza. Sus objetivos eran superar el nivel amateur y el profesional, así como establecer principios científicos para el arte de danzar. A los 30 años, el Rey-Sol hizo su última aparición en escena, en el Ballet de Flore. Y, aunque siguiera bailando socialmente, la danza en la corte emprendería un camino profesional como arte independiente.1

Louis XIV, King of France, in
1661, por Charles Le Brun.

En la época barroca, la de los contrastes entre lo celestial y terrenal, Francia se convirtió en el modelo a imitar en el resto de Europa. Junto con otras actividades, las artes se vieron más favorecidas que nunca, principalmente, la danza, protegida por el reinado de Luis XIV. Dentro de las políticas estratégicas, de centralización y absolutismo, estuvo la creación de Versalles, convirtiéndose en el escenario de la representación del rey, “el Dios Apolo”, quien bailó esta danza por primera vez a sus 14 años. El “Rey Sol” era el centro y su corte buscaba ser el espejo del cosmos que se mantuvo ocupada en ceremonias, bailes, mascaradas y espectáculos con un refinado gusto por el ballet de cour, la tragédie lyrique y la comédie-ballet. En las artes, se manifestaba el propósito del reinado por mantener el control del estilo y velar por la unidad del contenido artístico-político. Fue reconocido y admirado como virtuoso bailarín, a través de la danza, en él se manifestaba la imagen de Francia frente a los otros reinados. Escribe el rey:

Se eligió como cuerpo el sol, que por la calidad única del esplendor que le rodea, por la luz que comunica a los otros astros que le circundan como una especie de corte; …pues ni se aparta ni se desvía jamás, constituye sin duda alguna la imagen más viva y más bella de un gran monarca.2

La gran alegoría de Calderón de la Barca del “mundo como un teatro” representaba el sentimiento vital del barroco. En un espectáculo se vivía la situación desdoblada del “teatro sobre un teatro”, donde el límite entre la realidad y la ilusión se perdía. Incluso, la vida misma se concebía como un teatro y el mundo como el escenario.

En este “escenario”, los cortesanos debían controlar las emociones para participar del espectáculo del ceremonial y la apariencia se convirtió en la manera de ser, ¿cómo descubrir la verdadera esencia del ser humano en el barroquismo de la apariencia, la ostentación y el laberinto? en la danza, donde aflora la nobleza de espíritu, la mirada era considerada un puente y ventana hacia el mundo interior. Sara se fascinó con la técnica y estilo del barroco, la descifró con envidiable dominio natural y buscaba sacar la esencia pura de cada bailarín. Le era atractivo ver como se reflejaba en los movimientos virtuosos, complejos y artificiales, que deben parecer naturales y bajo control sostenido en un constante y precario equilibrio del eje vertical del cuerpo. En esta fragilidad y suavidad del movimiento de los brazos al danzar y la mirada, aparecía la nobleza de espíritu.

En la investigación de esta época, Sara se sumergió y desplegó en sus grandes pasiones artísticas: la danza, la música y la literatura. Descubrió en el ensayo Circe y el pavo real de Jean Rousset del s. XIX, que trata sobre la compleja época barroca y sus características plásticas, los temas recurrentes de la apariencia, el ornamento, el disfraz y la metamorfosis. Ella tenía claro que más allá de las infinitas divergencias sobre la idea misma de barroco, la literatura era un medio fecundo para enriquecer la comprensión del siglo XVII y sus danzas. Sara buscó desplegar la simbología del barroco en sus obras. Llevando a la praxis todo este imaginario en la última puesta en escena Invitación a la danza, antes de interpretar las variaciones de la Foliié d´Espagne de Corelli, se leyó un texto a modo de introducción escrito por Sara que devela su mirada del barroco:

Circe y el pavo real, la metamorfosis y la ostentación, circe encarna el mundo de las formas en movimiento, de las identidades inestables, en un universo concebido a imagen de un hombre que a su vez, está en vías de cambio o de ruptura. Dominado por el vértigo entre los múltiples “yo” y oscilando entre lo que es y lo que parece ser, entre su máscara y su rostro…Es la sustitución de una estructura con una red de apariencias fugaces por un juego de ilusiones.3

Vestuario diseñado para
Luis XIV como Sol
sNaciente, para la entrada
final de Le Ballet de la Nuit
por Henri Gissey (1653).

Jean-Baptiste Colbert (1619-83)
Presenting the Members of the
Royal Academy of Science to
Louis XIV (c.1667)
Pintura de Henri Testelin.

A continuación, cada bailarina declamó las citas elegidas por Sara que reflejaban ese mundo extravagante de la literatura barroca. La inconstancia, el mundo inestable y la metamorfosis reflejado en la desfachatez del personaje de Corisca, figura del Pastor Fido, un Hylas femenino, “mujer sin alma”:

¿Qué es la felicidad? ¿qué es la constancia?, quimeras, palabras carentes de sentido; creadas por los celoso para abusar de las mujeres. La fe en el corazón de una mujer-suponiendo que la fe se encuentre en el corazón, cosa que no sé-, no es una virtud, sino la dura necesidad de la belleza marchita que se conforma con uno solo por no poder agradar a muchos…La gloria y el honor de una mujer bella reside en la multitud de sus amantes… Es lo que he aprendido en mi juventud del ejemplo y las palabras de una gran señora que me decía: “Corisca, los amantes deben utilizarse al igual que los vestidos: tener muchos, llevar uno y cambiar a menudo".4

La locura y pérdida de sentido en el exceso del adorno:

...No os burléis más de los locos, Porque casi todos vosotros lo estáis. Todo el mundo está loco, y el camino más corto hacia la cordura, pasa por la locura.5

Lo efímero, fugaz y fantasmagórico:

Soy semejante a la sombra.
Huyo del que me persigue
Y sigo al que me huye.6

Detalle del retrato de una
mujer de Nicolas de
Largillière, 1739.

La precariedad del ser humano, de lo material, reflejado y vivido en esta época, las contradicciones, las tensiones provocadas por las fuerzas opuestas, la luz y la sombra, característicos del barroco. Sara se fascinó y descubrió aquello que va más allá del emblemático y excéntrico personaje barroco del rey Luis XIV, a través del atractivo texto de Circe y el pavo real, que representa las contradicciones y luchas internas del ser humano, casi al borde de la locura, lo cual le permitió experimentar con toda libertad y hacer volar su imaginación. Fue descubrir en la confusión, el alma del ser humano, la esencia de la danza escondida para muchos, pero develada para algunos privilegiados. Detrás de la figura de un rey que gobierna el país en forma déspota, pero desde las artes, aparece un ser humano frágil, efímero que sufrió inmensos dolores de salud, quien prefirió vivir la gangrena antes que ser amputado de su pierna, tragedia para un bailarín.

Cumplió todos sus caprichos artísticos, viviendo excéntricamente, entre la realidad y la ilusión con su séquito de la corte ocupada en complacer para pertenecer. Un rey que fue sombra como déspota y luz al interpretar su rol de Rey Sol. Quizás cabe reflexionar y buscar extrapolando a la actualidad donde está hoy el ser humano.

Detalle de Louis XIV por
Hyacinthe Rigaud, 1701.


  1. Sara Vial: Programa de danza para función Invitación a la Danza. Pontificia Universidad Católica de Chile. Casa Central, 1997.
  2. Georges Modgrédien: Luis XIV, El memorial de los siglos, Barcelona: Grijalbo, 1971, pág. 93.
  3. Texto transcrito del registro audiovisual durante una función de Invitación a la danza en 1997 en Centro de Extensión UC, sala Fresno.
  4. Jean Rousset: Circe y el Pavo Real. Barcelona: Seix Barral, 1972, pág. 61.
  5. Ibídem. pág. 30.
  6. Ibídem. pág. 57.