De izquierda a derecha: Daniela Marini, Anita Vela, Magdalena Barros, Helga Rasmussen, Magnus Rasmussen,
Marcia Escobar, Pia Donoso, Patricia Carmona, Rafael Rojas, Oriana Gómez y Astrid Ellicker.
Era la primera vez que todas las generaciones compartíamos desde el movimiento, desde la danza. Cada participación fue necesaria y valiosa. Algunos se presentaban después de casi 25 años sin bailar danzas antiguas. Por este motivo nació el deseo y la necesidad de crear una instancia donde todos bailáramos y todos dialogáramos desde el movimiento.
En cada cuerpo estaba el sello del estilo y técnica que Sara enseñó. Todos se conectaron y recurrieron a la memoria desde el cuerpo, los recuerdos surgían desde el movimiento. Se pudo observar como intuitivamente, desde lo más profundo, surge y aflora la expresión. Es la habilidad de la memoria corporal; no hay palabras para explicar la sensación de cada gesto. El cuerpo es el que logra expresar en síntesis la complejidad de lo que es ejecutar un paso para luego convertirse en parte de una coreografía, de una danza, un estilo, una época.
Había diferencias, que aunque sutiles, obedecían al momento en que Sara se estaba nutriendo de sus diferentes referentes internacionales, especialmente, entre la interpretación de la maestra Elizabeth Aldrich más concentrada en lograr la moción del movimiento descrita por el maestro Antonio Cornazano (1452-1484), como un ondeggiare, como las olas del mar y, la del maestro Jack Edwards con el énfasis puesto en la interpretación dramática de roles. Aún así, era posible observar una comunión entre todos y una gran alegría de volver a bailar estas danzas.
Este cónclave se concentró en las danzas del Renacimiento temprano s. XV y tardío s. XVI, particularmente porque este repertorio estaba más lejano y olvidado, ya que la última etapa, estuvo concentrada en las danzas barrocas. Además, vino a cumplir el permanente deseo de Sara por perpetuarlas.
Comenzó el cónclave con las danzas del siglo XV. Se reconstruyó la basse danse Casulle la Nouvelle danza procesional en parejas para vivenciar grupalmente al unísono la historia del Taller de danzas antiguas. Se reconstruyó también el ballo Gelosia con el fin de observar los diseños espaciales coreográficos de la época, que tienen relación con el propósito de la danza, enunciado en el título que significa, celos, resaltando el sentido social y lúdico de la danza de aquella época. Finalmente, se reconstruyó una danza muy querida por Sara y por el taller, La Pellegrina, que fuera el nombre para la principal obra representativa del s. XV interpretada en su primera etapa el año 1979. Esta danza es para 3 bailarines, dos mujeres y un hombre al centro. Lo interesante es observar el diseño espacial que transcurre en forma vertical de avance y retroceso, mencionado en la época como compartimento di terreno, donde el hombre baila con las dos mujeres de un modo respetuoso y gentil, compartiendo los tres en armonía.
Las danzas del s. XVI más ricas y elaboradas en cuanto a pasos y de mayor duración, fueron más complejas de reconstruir. Se eligió Allegrezza d´Amore, por su composición coreográfica espacial, creada para 3 bailarines, al igual que La Pellegrina, dos mujeres y un hombre al centro, siendo su diseño espacial más complejo y elaborado. A partir de un triángulo formado por los bailarines, se producen figuras en base a un círculo imaginario, esto, sumado a la variedad y riqueza rítmica de los pasos. Si se ve la danza anterior del s. XV, es posible observar una diferencia no sólo coreográfica en lo espacial, sino que también en el estilo. Además corresponde a un tipo de danza llamado Cascarda de carácter juguetón, coqueto, alegre y ágil, lo cual musicalmente la hace atractiva y seductora. Por último, se reconstruyó Alta Regina, también una cascarda, esta vez coreografía para una pareja. En esta ocasión, nos vimos enfrentados a la constante problemática de investigación que vivió Sara: traducir el texto, descifrar los pasos, luego la coreografía, solucionar el diseño espacial, analizarla en relación con la música en vivo, conjugando ambas disciplinas, danza y música. Hubo que solucionar incógnitas con respecto a indicaciones poco precisas y de pasos que musicalmente no calzaban buscando una interpretación más coherente. Se buscó dar riqueza y variedad en la repetición de las frases musicales, con los timbres de los tres instrumentos acompañantes: chirimía, viola da gamba y flauta dulce.
“Es ahí donde aparece el legado de Sara Vial, en develarnos, como discípulos, la importancia y la belleza de poner todo el ser, el sentimiento, el espíritu, la energía justa y el gozo en lo sutil, en lo pequeño, en la postura para llenar cada compás de la música...”
La experiencia de este cónclave, despertó la inquietud de reflexionar en torno a los diferentes aspectos que componen estas danzas, entre otros, los diseños espaciales, la relación entre música y danza, sus diferencias estilísticas según su época y la importancia del rol social que las caracterizan. El amor y el recuerdo de las danzas antiguas está muy latente y vigente, aún cuando, el taller dejó su práctica continua en 2005. Por lo tanto, se sostuvo la necesidad de no dejar morir el legado de Sara Vial, todo su esfuerzo y dedicación a la investigación. Como resultado, el cónclave provocó la motivación de continuar investigando profundizando y compartiendo los conocimientos desde el movimiento, en el fondo, dar regularidad la experiencia de los cónclaves, ampliando la convocatoria a futuros bailarines con el propósito de llegar a formar un nuevo Taller de danzas antiguas Sara Vial. Patricia Carmona, antigua bailarina, sostiene esta idea planteando la participación de los antiguos bailarines fundantes, como apoyo y respaldo en el traspaso del legado de Sara Vial. Si bien, actualmente existe el registro audiovisual, la reconstrucción de estas danzas, requiere obligadamente, de la transmisión en vivo y la notación de sus danzas, característica propia de la danza que es un arte vivo en constante movimiento.
A modo de testimonio, recuerdo cuando una vez le dije a Sara que sentía una conexión espiritual, que se me elevaba el alma al bailar las danzas antiguas entrando en un estado de meditación a lo cual me respondió: “has descubierto el secreto de estas danzas”.
Cónclave
Tres danzas, tres épocas.